Get Even More Visitors To Your Blog, Upgrade To A Business Listing >>

Flying noche

Jugaba con el cierre de mi pecho; jugaba a abrirlo, dorado de brillos del neón en la esquina, mientras la basura flota en tanques verdes y Marvin corre como desquiciado, que esos pastos ya son muy verdes y él tiene que pisarlos para dejar su marca ácida.
Me abría al universo, dejar que se escapen un par de vísceras con ganas de conquistar el mundo; bolas increíbles de ideas sin papeles donde fijarlas; flotar, ahh, flotar de blancos de novia, tules del otro que ya se pudre adentro mío.
Era mi noche bañada de manto negro. Y volvía de mis quince minutos conmigo, los únicos que puedo mantener en la colección de objetos para volverse más humano y menos un mamífero cuadrúpedo. Volvía a sepultarme en mi cama, ojos desorbitados al techo y los números rojos del reloj que ocupaban la habitación, latiendo ritmos constantes junto a mi cara. Me tapé, l nariz afuera escudriñando el aire espeso y la mano bajo la almohada. El sr. Colcha transmitiendo suavidad entre el puerco espín de mi cara.

Pero hoy no estaba solo. Estaba esquizofrénico allá adentro, las quince voces de esos tantos minutos resonando en nave de iglesia; coro gritándome insultos; ganas de irse? de quedarse? de matarse?
Se desgarraba la noche mientras Sol, Fragancia, Werner Alonso y Sebastián buscaban salir de la prisión de carne. Ahora golpeaban un hemisferio, al momento estaban empujando a través del tímpano. Y yo nada, tratar de dormir mientras era asaltado en mi cabeza. Por ellos, los señores de vida de lápiz.

Los dejé hacer, total, yo no podía dormir y el sueño era una bola de espejos girando de múltiples estrellas, Alonso y Atilio Orestes Lafinur corriendo en sentido antihorario, a ver si podían detener el mundo y volver atrás en su vida por capítulos.
Hasta pasos escuchaba allá, pasos de tacón y suela baja. Pasos cortos de Carmela y largos de Marco. Pasos a ninguna parte y yo cada vez más quieto en mi ataúd de sábanas, viendo como esa vida transcurría sin mi, testigo ajeno de mis propios seres.

El sopor comenzaba a bajar, arrastrando los párpados en caída constante. Y el repiqueteo de sus danzas, las de ellos, jugando sobre mi frazada; Marvin sin mirar, concentración total en sus uñas. El cuerpo se afloja, saltan tornillos y tuercas de las uniones y las partes se desarman; el cuerpo ahora es un gran garage desmembrado, receptáculo de animales sobrenaturales y cosquillas de insectos sin rostro. Y volvía a ocurrir.

Hay momentos en que los inquilinos de mis sinápsis procuran echarme; ser expulsado de mi propio cerebro, vida en calles donde el nombre se fermenta y desaparece y Nadie Sabe. Nadie sabe. Nadie sabe.


This post first appeared on Mi Filosofía De La A A La A, please read the originial post: here

Share the post

Flying noche

×

Subscribe to Mi Filosofía De La A A La A

Get updates delivered right to your inbox!

Thank you for your subscription

×