No se trata aquí de ponerse puritano porque sí, sino porque es un hecho palmario: los escritores —esa sub-especie humana que casi nunca paga el alquiler— ha venido socavando con sus ringorrangos los principios éticos de nuestra sociedad desde tiempo inmemorial. En la competición del vicio, los libros superan con mucho a las impúdicas imágenes [...]