Viejo sofá que callas mis secretos,
sillón y banco Amigo que sabes de mis sueños,
meseta en que me tumbo a pecho descubierto,
a sangre descubierta; sin rubor, entre amigos,
te quiero agradecer, amigo inanimado,
todo tu apoyo, tu infinita paciencia
que soporta mi cuerpo, tibia cuna,
como amante feliz y silenciosa.
Sobre tu cielo azul de terciopelo
amar, soñar, Vivir, contar estrellas,
buscar desiertos infantiles
donde encontrar camisas de culebra,
rabos de lagartija y batracios hinchados
es revivir, vivir dos veces,
lo que vive el resto de la gente.
Mas dejemos los sueños, y a lo práctico:
Tantas veces me libraste del suelo, ¡oh, sofá!,
que te estaré por siempre agradecido.