Que Samantha Heller lleve el apodo de Van Gogh, no es casualidad. Es más que su estilo impresionista, cómo muestra cada emoción en una pincelada, e incluso su don: Es ella misma. Es la manera en que destroza su vida al enamorarse de un hombre prohibido, Michael, y la forma en que saborea el tormento provocado por la reciprocidad de su amor.

Oliver Lewis ha tenido su vida planeada desde muy temprana edad, y estar en Chicago es solo un paso más para conseguir su objetivo final: presidir la empresa familiar. Sin Embargo, en el aeropuerto, es atraído por una chiquilla triste, Sam, que con la fuerza expansiva de un choque de estrellas de neutrones, absorbe y desintegra todo su mundo planificado.

Sin embargo, la fuerza que une a estos dos personajes puede no ser suficiente para alejar los fantasmas que los acechan a ambos.